LOCALIZACIÓN:
1. Restos visigodos de la Dehesa: A 5 Km. de Puerto Seguro, en la Dehesa "de Abajo"; los restos están esparcidos a lo largo de una hectárea delimitada por el yacimiento tardorromano de la Cañada del tesoro (al que de alguna manera se superpone) y el lugar donde se asienta el Corral de la Dehesa.
2. Restos en el núcleo urbano de Puerto Seguro: se ubican a ambos lados del regato que naciendo en el caño de la Era de Abajo, atraviesa el Santo, el Arenal y bordea el pueblo por su parte sureste.
Aparte de otra serie de restos de más dudosa cronología, a los que aquí nos referimos fundamentalmente son a una serie de tumbas, excavadas en roca, de origen visigodo.
DESCRIPCIÓN:
1. Restos en la Dehesa: Repartidas por el paraje arriba descrito, se encuentran 7 tumbas excavadas en roca; alguna antropomorfa, otras de factura más primitiva (Javier Perals, en el periódico local Peña Rota firmó un magnífico análisis de las mismas). También se aprecian dos pequeñas hornacinas; una aislada y otra al lado de una de las tumbas. Así como este tipo de tumbas son frecuentes sobre todo en la mitad centro oeste peninsular, no lo son tanto las hornacinas.
Escasas veces se hallan restos directamente asociados y de cronología inequívoca debido al expolio a que han estado sometidas, pero cuando esto ha sucedido, han consistido en cerámicas, hebillas de cinturón o numismática, relativas a los siglos V-VII. Lo más común en los entornos de localización es encontrar poblados ganaderos o villas rústicas y elementos singulares como basílicas paleocristianas o prensas oleicas; con cierta frecuencia responden a lugares de ocupación primitiva perdurables incluso hasta la actualidad y paradójicamente en otras ocasiones son tumbas aisladas en parajes inhóspitos asociadas a lo sumo a eremitorios altomedievales.
En el área reseñada, además del yacimiento tardorromano y las tumbas descritas se localizan de forma esporádica diversos cimientos de apariencia dispar; los más notables se encuentran dentro del recinto del Corral de la Dehesa, que sugieren construcciones amplias (polígonos de 6, 7, 8 m. de lado). La hasta ahora casi nula documentación sobre estos últimos restos dificulta tanto su identificación singular como su adscripción cronológica. ¿Pertenecerían en todo o en parte a la pars rústica o frutuaria de la villa tardorromana? ¿Formarían parte de la previsible continuidad habitacional que se produciría en época visigoda, una vez abandonada o destruida la villa romana y cuya necrópolis sería la serie de tumbas excavadas en roca? ¿Son los restos de una aldea bereber, cuyo lugar de aprovisionamiento de agua nos ha quedado como la Fuente los Moros? ¿Podrían ser los restos de un lugar bajomedieval al que se refiriera el documento del siglo XIV sobre la cesión a la villa de San Felices de "Los lugares de Barba de Puerco"? (Por cierto, si respondemos afirmativamente a esta última hipótesis se corroboraría el modelo de poblamiento medieval que se cumple en nuestro entorno: un asentamiento cada 5 km aproximadamente; e igualmente se justificaría la red de caminos que tienen como centro el paraje que nos ocupa).
La respuesta a alguna de estas cuestiones permitiría avanzar en el conocimiento de algunos interrogantes serios de la historia del centro oeste peninsular; si alguna de las estructuras halladas correspondiera a cimientos de una basílica-ermita (cuestión nada improbable) podría aportar nuevos datos sobre el avance de la colonización del cristianismo. Si en los dolia (cerámica de almacenaje) de la villa tardorromana aparecieran restos oleosos, podríamos añadir matizaciones a la impresión de los historiadores sobre la aparición del cultivo del aceite al N del sistema central (en concreto se presupone que en la zona de las arribes del Duero-Águeda no aparece su cultivo hasta el despegue económico producido en el XVI)... Si se cotejaran los hallazgos romano-visigodos de la dehesa, con otros presumiblemente similares repartidos por la zona (Villar de Ciervo, Barquilla, Aldea, San Felices, Hinojosa...) tendríamos un conocimiento de la evolución histórica de la comarca que hasta ahora nadie se ha preocupado de realizar... Y puestos a darnos tono es también el momento de resaltar la importancia de los demás restos arqueológicos encontrados en nuestro término: el hacha paleolítica que confirma la presencia homínida por la zona hace cientos de miles de años; el poblado calcolítico amurallado de la Buraquita, que permite constatar los orígenes de la socialización moderna: grupos de gentes (quizás por 1ª vez no sólo unidas por lazos de sangre) asentadas en un territorio (por 1ª vez abandonan el nomadismo) y organizadas colectivamente (por vez 1ª desde amplios puntos de vista - económicamente, socialmente, territorialmente...); el lugar de culto vettón, que conserva el lugar de trascendencia, religioso, simbólico de las culturas prehistóricas peninsulares, resto no excesivamente frecuente, etc.
2. Restos en el núcleo urbano de Puerto Seguro: Consisten básicamente en una tumba excavada en roca, similar a las descritas para la Dehesa de Abajo, localizada en el huerto de una casa del pueblo (en concreto la que fue de Higinio Calvo). Más dudosa sería la equiparación con tumbas visigodas de las dos excavaciones en roca situadas en la margen derecha de la calle de "El Santo" que fueron descritas con motivo del lugar de culto vettón y que se encuentran a unos 200 mt de la tumba descrita en primer lugar.
De momento lo único que nos indican estos restos es la posible existencia de un asentamiento visigodo en lo que ahora es el núcleo urbano de nuestro pueblo.
Estos restos serían un dato más que inclinaría la balanza hacia la posibilidad de que la ubicación actual de Puerto Seguro no es fruto de la iniciativa repobladora medieval si no que existe una continuidad habitacional en nuestro pueblo cuya recomposición podría aproximarse a la siguiente: